19 febrero 2021
Autor: DAE Formación
Duración aproximada de lectura: 4 min

A continuación se ofrece una valoración de enfermería ante el esguince, la luxación y la fractura. En el caso de que requiera alguna especificación para alguna de las tres situaciones, se hará referencia a la misma en cada apartado concreto tal y como abordamos en el curso de cuidados de enfermería al paciente traumatológico y ortopédico.

Esta valoración está orientada en función de la causa más frecuente de producción de cualquiera de las tres lesiones, que son un traumatismo por caída o traumatismo por lesión deportiva.

El objetivo de la valoración de enfermería en el caso de los primeros auxilios no es tanto el diagnóstico diferencial de los tres tipos de lesiones, sino la identificación de una lesión osteomuscular inespecífica que requiere inmovilización inmediata y traslado a un centro sanitario para tratamiento específico.
Valoración de enfermería ante el esguince, la luxación y la fractura

Consideraciones previas

Antes de evaluar la lesión hay que dar prioridad a la seguridad del lesionado, del propio personal de enfermería y del entorno. Además, hay que advertir al resto de personas que están cerca del lesionado que dejen al accidentado tranquilo y que no intenten moverlo, ya que puede empeorar su estado.

En los cursos para enfermería de DAE Formación, vemos que es necesario tratar de calmar tanto al lesionado como al resto de personas que lo acompañan, y evitar que se mueva hasta que se haya llevado a cabo una evaluación de la lesión.

Entrevista clínica y exposición de la víctima

  • En cualquier situación relacionada con un traumatismo por caída o traumatismo por lesión deportiva, hay que dejar al herido en la posición en la que se encuentre.
  • Antes de tratar cualquier lesión habrá que reunir tanta información acerca de la lesión como sea posible. Para ello, se obtendrá información mediante la entrevista del propio herido, si está consciente. En caso de que el lesionado esté inconsciente, la información se pedirá a los testigos presenciales.
  • Exponer las zonas lesionadas para un examen visual completo, lo que permitirá identificar el aspecto y la sintomatología de la lesión. Cuando haya que sacar la ropa del herido, se hará siempre minimizando el riesgo de agravamiento de la lesión y, en todo caso, se evitará perder un tiempo que podría emplearse en el tratamiento precoz de la lesión. En el caso de que sea necesario apartar parte de la ropa del paciente, se hará siempre preservando la intimidad del paciente. Como norma general, la ropa se corta, nunca se retira tirando de ella, puesto que puede agravarse la lesión subyacente.

Valoración de la sintomatología

  • Nunca deben obviarse las quejas del lesionado a la hora de obtener los datos de la historia de la lesión.
  • Localizar zonas dolorosas. El dolor aparece en el momento de producirse la lesión, e inicialmente es intenso y selectivo, pudiendo alternarse con ausencia de dolor durante un periodo corto de tiempo que incluso permite la función normal, para reaparecer acompañado de impotencia funcional. El dolor aumenta al intentar mover la zona.
  • Valorar la presencia de pulso periférico por debajo del nivel de la lesión.
  • Palpar la presencia de bultos o de una gran zona inflamada. En el caso de una luxación, puede verse o palparse un bulto anormal.
  • Revisar la inflamación de la parte afectada por el traumatismo. Para ello, se comparará con la zona corporal simétrica.
  • Valorar la aparición de equimosis, como consecuencia de la extravasación de sangre hacia el tejido subcutáneo. En el caso de solución de la continuidad de la piel, el signo será la hemorragia. En cualquier caso, suele localizarse en zonas próximas a la lesión. Valorar la coloración de la piel y la temperatura de la zona.
  • Analizar la presencia de contractura muscular. En el caso de las lesiones citadas, el organismo responde con una contractura muscular que actúa como sistema de inmovilización natural.
  • Constatar la presencia de impotencia funcional, que es la incapacidad funcional para movilizar voluntariamente una extremidad. Este síntoma es variable, dependiendo del tipo y grado de la lesión. Por ejemplo, una fractura de húmero provocará una impotencia funcional del brazo; sin embargo una fractura de escafoides no limita tanto la función del antebrazo. Esta impotencia funcional se acompaña generalmente de un instinto de autoprotección de la extremidad afectada, manteniendo la víctima la parte afectada en la posición más cómoda posible. La impotencia funcional aparece asociada al dolor y a la contractura muscular.
  • Comprobar si existen posiciones anómalas y deformidades. La deformidad de una extremidad y el acortamiento de la misma serán variables, dependiendo del grado de afectación de la articulación o hueso. Deben compararse ambas extremidades y apreciar la diferencia en forma y tamaño. Por ejemplo, una fractura de Colles provocará la llamada deformidad en dorso de tenedor; una luxación de hombro provocará que el brazo aparezca colgando y pegado al tórax; en una fractura de cadera la pierna aparecerá acortada respecto a la otra, y con flexión y rotación externa del muslo. En el caso de los esguinces con rotura de ligamentos, aparecerá un movimiento anormal de la articulación que hace que la articulación pierda su estabilidad (bostezo articular).

En DAE formación disponemos de una amplia gama de oferta formativa, concretamente en  CFC. Entre ellos el  que cuenta con acreditación CFC válida a nivel nacional.

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