19 febrero 2021
Autor: DAE Formación
Duración aproximada de lectura: 3 min

La acumulación de tejido adiposo y la obesidad son el resultado de un excesivo aporte calórico por parte de los alimentos y bebidas (proteínas, lípidos, hidratos de carbono y alcohol) de forma crónica respecto al gasto energético (metabolismo basal, efecto termogénico y actividad física). Los hábitos alimentarios y de actividad, factores sociológicos, alteraciones metabólicas y trastornos neuroendocrinos, junto a componentes hereditarios, son considerados factores causales del exceso de peso.
importancia-diagnostico-obesidadEn condiciones normales, y con abundancia de alimentos, el organismo posee mecanismos complejos encargados de mantener un balance energético apropiado. La energía se almacena en forma de tejido adiposo (depósitos grasos) porque es el que puede acumular más cantidad de energía química (1 g de tejido graso almacena 9 kcal). Es importante disponer de depósitos grasos adecuados (pero no excesivos), que van a permitir el mantenimiento de las distintas funciones vitales: supervivencia, crecimiento, relación, reproducción, etc. La distribución de la grasa corporal varía con la edad y con el sexo. En un hombre normal de 18 años el 12% de su peso es grasa, mientras que en una mujer de 18 años supone el 25%.
La obesidad es una enfermedad que se caracteriza por el exceso de grasa corporal, aunque a nivel popular se entiende como un aumento del peso corporal. Se podría establecer que la obesidad es el incremento de peso debido al aumento de la grasa corporal. En función de esta grasa, hay que definir como sujetos obesos a aquellos que presentan porcentajes de grasa corporal por encima de los valores considerados normales, que son del 12 al 20% en varones y del 20 al 30% en mujeres adultas.
Con el fin de realizar un diagnóstico preciso es importante determinar no solo el peso corporal, sino la cantidad de tejido graso (masa grasa) que poseen los hombres y las mujeres.

Diagnóstico de la obesidad

Hay varios métodos para determinar el diagnóstico:

Conductancia eléctrica

Permite establecer con bastante precisión la cantidad de tejido graso y su proporción en el cuerpo humano:

  • Análisis de la impedancia bioeléctrica, consistente en administrar una corriente eléctrica entre dos puntos del organismo y medición de la oposición al paso de la misma, que depende de la composición de los tejidos que atraviese la corriente. Su cuantificación logra conocer el porcentaje de agua corporal, la masa libre de grasa y la masa grasa.
  • Método de la conductividad eléctrica total, consistente en introducir al individuo en una bobina en la que se ha generado un campo electromagnético que induce una corriente en el cuerpo, que se comporta como un material conductor. Esa conductividad es proporcional a la masa libre de grasa.
  • Existen otras técnicas, tales como la densitometría, la absorciometría con rayos X de doble energía, la resonancia magnética, TAC o la ecografía que no suelen ser empleadas rutinariamente.

Métodos antropométricos

Están basados en la realización de mediciones corporales:

  • Relacionan la talla con el peso. El más utilizado es el Índice de Masa Corporal (IMC), que fue introducido por Quetelet, un astrónomo fundador de la antropometría en el año 1869, y rebautizado por Keys en EE. UU. en 1972. Se obtiene por medio de la ecuación:

Peso en kg/Talla en m2

  • Medición de pliegues cutáneos, que se realiza ejerciendo una compresión de un pliegue de tejido adiposo subcutáneo en una localización concreta.
  • Medida de perímetros o circunferencias de la cintura y de la cadera.
  • La medida de la circunferencia media del brazo se emplea para la valoración de la masa muscular del individuo.
  • Medida de los diámetros óseos en el codo o en la muñeca, que se utiliza para definir la “constitución del individuo” que refleja la contribución de las proporciones esqueléticas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y las sociedades científicas consideran que existe obesidad cuando el IMC es ≥ 30 kg/m2 y obesidad mórbida cuando el IMC es ≥ 40 kg/m2. La clasificación actual de la obesidad, según la SEEDO, especificando dos categorías para la obesidad mórbida: 40-49,9 kg/m2 (“obesidad mórbida”) y ≥ 50 kg/m2 (“superobesidad mórbida”), ya que desde el punto de vista quirúrgico tiene implicaciones a la hora de seleccionar la técnica más apropiada. La Sociedad Americana de Cirugía Bariátrica (ASBS) y la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad (SECO) incluyen una tercera categoría, la correspondiente a IMC ≥ 60 kg/m2.
El IMC es el índice utilizado por la mayoría de los estudios epidemiológicos y el recomendado por diversas sociedades científicas, pero no es un indicador excelente de adiposidad en individuos musculados como deportistas y en ancianos. Es empleado para su uso en la clínica por la facilidad de cálculo y capacidad de reflejar la adiposidad de la mayoría de la población. Es importante ajustar la pérdida de peso a los rangos establecidos.
También se pueden utilizar tablas de referencia de pesos ideales y se considera obesidad cuando el peso excede de un 20% con respecto al peso ideal (teniendo en cuenta talla, edad y sexo).

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