25 enero 2021
Autor: DAE Formación
Duración aproximada de lectura: 3 min

Desde que Winter desarrollara el método de cura húmeda a comienzos de los años setenta, el desarrollo y los avances en investigación para la prevención y el tratamiento de las lesiones cutáneas han sido constantes. Esta investigación y los nuevos métodos de tratamiento para abordar las lesiones cutáneas agudas y crónicas han supuesto también un desarrollo importante de la labor de enfermería, ya que este colectivo se ha convertido en el principal responsable cuando se trata de abordar una lesión cutánea.
Para poder entender y posteriormente manejar correctamente las diferentes alternativas terapéuticas que los profesionales sanitarios tienen a su alcance, hay que remontarse a los años setenta, cuando se comercializaron en España los primeros apósitos de cura húmeda.

Índice de Contenido

Cura húmeda

El primer apósito de cura húmeda que llegó a España fue el OpSite®, adhesivo y con una fina capa transparente. Entre sus principales características destacaba un perfecto aislamiento de la herida respecto al exterior, que impedía el paso de efluentes corporales al lecho de la herida, aunque tampoco permitía el paso de oxígeno (apósito oclusivo).Otro problema que presentaba era que, cuando se manejaban lesiones cutáneas exudativas, no tenía prácticamente poder de absorción ni evaporación, y su eficacia quedaba así reducida en estos casos.
Este primer apósito aportó importantes avances y fue de gran utilidad en determinados casos que hasta entonces eran de difícil manejo. Actualmente se sigue comercializando pero se utiliza sobre todo como fijador de vías venosas, catéteres, sondas, etc.

Hidrocoloides

Empiezan a comercializarse en España en los años ochenta. Este tipo de apósito revolucionaría la mayor parte de los protocolos que se manejaban para lacura de las lesiones cutáneas, generalmente crónicas (Ver Imágenes 1 y 2). Fue en las lesiones crónicas de mala evolución donde se iniciaron los primeros ensayos de los productos basados en el método de cura húmeda, y donde empezaron a observarse sus grandes ventajas técnicas y los beneficios para los pacientes.

  • Se reducían los tiempos de cicatrización, aunque es preciso tener en cuenta que el tiempo que tarda una herida o lesión en curarse es impredecible. La práctica y la experiencia en el manejo de este tipo de heridas puede llevar al profesional a hacer estimaciones más o menos precisas, pero aventurar una fecha de cierre puede ser arriesgado ya que existen multitud de factores que pueden retrasar la cicatrización. Si se asegura una fecha de cierre al paciente o a sus familiares, se puede producir una afectación emocional y desconfianza hacia los servicios sanitarios si estos plazos no se cumplen.
  • Se espaciaban las curas: antes de la llegada de la cura húmeda, la mayoría de los protocolos que se manejaban indicaban un cambio de gasas o apósitos y cura cada 24 horas, incluso menos (cada 12 horas) si la lesión era altamente exudativa, por la incomodidad del propio paciente (exudado maloliente, humedad al traspasar las gasas, etc.). Con la llegada de los hidrocoloides, se empezaron a espaciar las curas. Al principio costó asimilar e introducir dichos apósitos en la tarea diaria enfermera por permitir que un apósito permaneciera colocado sobre una herida más de 24 horas. Pero poco a poco la evidencia científica demostró su eficacia, la disminución de las molestias para los pacientes y la disminución de la presión asistencial domiciliaria.
  • Se aislaba el lecho de la herida de agentes contaminantes: uno de los principales problemas que presentaba el apósito tipo gasa era su nulo aislamiento de los efluentes líquidos, como el exudado que emiten las lesiones o efluentes corporales como la orina o las heces. Con los apósitos hidrocoloides de primera generación, que eran oclusivos, se erradicaban estos problemas, salvo que el apósito se despegara; si esto no ocurría, la no contaminación de la herida por agentes externos estaba garantizada.
  • Se alcanzaba mayor confort para el paciente: curar implica muchas veces incomodar o molestar al paciente (o incluso causarle dolor o sufrimiento), además del hecho de que cada vez que se levanta una cura, por el medio donde se suelen realizar, se puede contaminar; éstas son razones suficientes para afirmar que un menor número de curas redundará en una mayor calidad asistencial.

Para que un apósito se pueda considerar hidrocoloide, tiene que llevar en su composición carboximetil celulosa sódica (CMC). Además, pueden incluir otra serie de componentes que acompañen a la CMC, con distintos fines terapéuticos o para dotarlos de adhesividad. Se trata, por tanto, de un producto sanitario de origen químico, no natural.
Actualmente se estima que el 40% de las lesiones cutáneas crónicas se siguen curando con apósitos hidrocoloides. Estos datos demuestran dos hechos:

  • Estos apósitos continúan siendo válidos y eficaces.
  • Al ser los primeros apósitos que manejaban adecuadamente las lesiones crónicas de mala evolución, crearon una confianza que aún hoy permanece.

 

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